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lunes, 12 de noviembre de 2012

EL ENFADO!!!


Hola, preciosidades!!! Nueva entrada y nueva historia!!! Espero que la disfrutéis!!! Como siempre, se agradecerán comentarios!!!


Disfrutad!!!

Vi P.



Míriam estaba viendo la TV. De repente, la puerta de la casa se abrió de golpe y Sam entró hecho una furia.

- La muy arpía, la madre que la parió… y a Dick….  ¡¡¡¡a ése yo mañana le parto las piernas… polla con patas!!!!… ¿¿¿¡¡¡y para qué coño quiere a Violet???!!!  ¡¡¡Éste tío es idiota!!! Y la puta de la rubia… ¿¿¿pero qué coño se cree??? ¡¡¡Con ese vestido!!! Parece una prostituta, intentas decir que se mida un poco… ¿¿¿y qué hace??? ¡¡¡QUE LE HA FALTADO SACARSE LAS TETAS ALLÍ MISMO!!!

Míriam lo miraba desde el sofá con los ojos y la boca abiertos de par en par. Sam paró en seco y se giró a su novia. De repente te puso colorado y se rascó la nuca.

- Oh, hola, princesa. No sabía que estabas aquí.

- Dios, Sam. ¿Qué ha pasado?

- ¡¡Elina!! ¡¡Elina ha pasado!! Que la tía es una calienta pollas.

A Míriam se le endureció el rostro. Entre las chicas, Elina era lo peor de lo peor. Todas, en especial Violet, le tenían una manía que no podían verla. Los chicos se pasaban la vida diciendo que no se preocuparan, que para ellos no había nadie como sus chicas. Pero ellas no dejaban de no fiarse de aquella mujer.

- Mi amor. Estás temblando. ¿Te preparo algo de comer? ¿Quieres cenar algo?

- No no… He picado algo con los chicos. Nos hemos ido a tomar unas cervezas… Y, bueno, hemos tenido una conversación más que caliente… sobre todo Dick y yo…

Sam suspiró y se agarró el puente de la nariz. Míriam se levantó y se abrazó a su cintura. Sam, con los ojos cerrados y una mano apretando en su nariz, pasó la otra mano por la mitad de la espalda de Míriam y la atrajo hacia él.

- Sam, ¿qué ha pasado con Dick?

Ella apoyó la barbilla en su pecho y le miró a los ojos, instándolo a hablar. Necesitaba desahogarse.

- Elina ha llegado con un vestido que no dejaba nada para la imaginación… ¡¡no me mires así!! Si por mí hubiera sido, la habría mandado a su casa a cambiarse. Pero de repente, Dick ha encontrado graciosa la situación y se ha puesto a… no ligar… sabes que ya no es tan bestia como antes… pero ha empezado a lanzarle frasecitas de esas suyas… insinuándole… y de verdad que no sé en qué coño estaba pensando… y cuando le he dicho que parara, me ha dicho que no, que se estaba divirtiendo… así que le he dicho que si se iba a divertir también si Violet se enteraba… y entonces hemos empezado a discutir… y estábamos en todo el calor de la discusión cuando Sascha nos ha tenido que separar para que no hiciéramos una escena… justo entonces, Elina ha vuelto de “retocarse”… que no se podía llevar más potingue en la cara… y ha tenido los huevos de decirnos, que fíjate, no nos llevamos tan bien como queremos hacer creer… Dick le ha llamado de todo entonces…. Se ha enfurecido y le ha dicho que va a hablar con quien sea, pero que ella es la última entrevista que nos hace… la verdad es que le ha echado huevos…

Sam tuvo que reírse al final. A Dick se le había encendido la luz interior. De verdad, los chicos querían a sus chicas más que a nada en el mundo. Ellas estaban allí cuando ellos volvían ofuscados o cansados. Ellas les recibían con los brazos abiertos cuando, después de semanas de gira, volvían a casa. Ellas les cuidaban, les mimaban y eran comprensivas. Cuando ellos no querían salir, no salían, se quedaban en casa viendo un video, sin importar que hubieran estado toda la tarde en la peluquería para recibirlos como merecían.

Daba igual, ellas simplemente les besaban y dejaban que ellos decidieran. Ellos intentaban atenderlas, pero a veces el cansancio de la primera noche, era demasiado y apenas tomaban algo de comer, caían rendidos en el sofá. Y ellas los querían tal cual. ¿Por qué se iban a fijar en aquella mujer que sólo buscaba provocar?

Sam se percató de que todo aquel rato había estado mirando a Míriam con una sonrisa de bobalicón que a ella le había provocado la risa.

- ¡Parece que se te ha aparecido la virgen!

- No. Estaba observando a mi ángel particular.

Míriam sonrió y le besó el pecho, justo por encima de la camiseta blanca. Luego se quedó con la cara pegada a él e inhaló su olor característico. Pasó las manos por sus pectorales y las subió hasta su cuello. Se puso de puntillas y le besó con dulzura en los labios. Sam sonrió y con la mano que tenía en su espalda, la atrajo hacia él y la besó con la boca abierta.

Ciertamente, la rubia había conseguido algo. Que él estuviera deseando llegar a casa y hacerle de todo a Míriam. Míriam gimió cuando la lengua de él entró en su boca y todo su cuerpo se pegó al de ella.

Para no perder el equilibrio, ella se aferró a su cuello, entrelazando los dedos en su pelo. Él ronroneó cuando ella se restregó por su pecho para poder quedar a su altura. Sin perder un segundo, la cogió del cuello y se la subió a la cintura. Recorrió el poco pasillo que daba a la habitación que compartían y entró.

Sin parar de caminar con ella subida a su cintura, se dirigió a la enorme cama king-size y la tiró encima sin demasiados miramientos. Míriam soltó un grito cuando se vio caer de espaldas. Pero una vez notó que el colchón y los almohadones le amortiguaban la caída, se echó a reír.

Sam se quitó la camisa a cuadros y la camiseta que llevaba y se quitó el cinturón. Con los pantalones holgados y cayendo pobremente sobre sus caderas se dirigió al armario de la ropa, dejando acostada sobre la cama a una Míriam anonadada.

Sam abrió el armario y a la altura de sus camisetas, sacó una caja de madera. Míriam se puso colorada. Hacía tiempo que no veía aquel juguete. Sam se lo había confiscado y lo había guardado desde el día en que se mudaron a aquella casa. En un descuido de ella, aquel aparato había caído en manos de Sam que se negaba a tener un sustituto, ni siquiera cuando estaba de gira.

Sam se acercó a ella con aquella caja en su mano. Se veía pequeña comparada con el tamaño de aquel hombre.

- Quiero que te desnudes para mí. Y quiero que vayas a por dos de mis corbatas negras. Y me las traigas aquí.

Sam se sentó al borde de la cama y cuando Míriam se incorporó para desnudarse, le dio una palmada en el culo que la hizo chillar.

Míriam se colocó delante de él y comenzó a quitarse la camisa despacio, dejando ver que no llevaba sujetador. Ella se había esmerado aquella tarde. Se había duchado y se había puesto aceite. Al quitarse la camisa, a ambos les llegó el olor del aceite, cosa que hizo que él se tuviera que recolocar.

Ella si quitó el pantaloncito corto y las bragas; y de aquel talante, se dirigió al armario y cogió dos corbatas de Sam. Sam estaba en la cama, sonriendo ampliamente.

- Entra en la cama y recuéstate en el medio. Ponte un par de cojines detrás. Y levanta las manos hacia el cabecero.

Ella entró en la cama, caminando a cuatro patas, enseñándole el culo a Sam para provocarlo. Cuando estuvo colocada, Sam se acercó a ella con las corbatas y la ató al cabezal. Cuando hubo terminado, pasó las palmas de las manos por el pecho y el estómago de Míriam. Ella arqueó la espalda buscando que él le tocara donde ella más lo necesitaba.

- Oh, no. Quiero ver cómo te retuerces. Quiero ver cómo pierdes el sentido y como gritas mi nombre hasta que no te quede voz.

- Sam…

Acto seguido, Sam abrió la caja y sacó el vibrador azul turquesa. Comprobó que las pilas estuvieran atope y lo encendió en la velocidad máxima. Era uno de aquellos juguetitos que a la vez de ser vibrador, tenían un par de protuberancias que estimulaban el clítoris.

Míriam lo miró con los ojos abiertos de par en par. Sam metió el dedo corazón en las profundidades de Míriam, que tenía las piernas abiertas de par en par para que Sam pudiera sentarse entre ellas a jugar.

Míriam chilló y gimió y se retorció pero Sam no estaba satisfecho y le insertó el dedo índice. Comenzó a follarla con fuerza y cuando pudo meter un tercer dedo sin problemas, retiró la mano y metió el vibrador con fuerza.

Míriam puso los ojos en blanco y volvió a gritar su nombre mientras cerraba las piernas alrededor del brazo de Sam. Sam  le pasó la mano libre por el estómago y le acarició uno de sus pechos, pellizcando el pezón. Míriam volvió a gemir y abrió las piernas de golpe, haciendo que Sam pudiera entrar y salir de ella con aquel aparato infernal.

Míriam nunca había puesto aquella cosa a la maxima potencia y Sam lo sabía. Cuando ella comenzó a decir incoherencias varias, él aumentó la velocidad de las envestidas de su brazo. Ella repetía su nombre una y otra vez, acompañado de algún que otro “joder”. Sin mediar palabra, Sam se incorporó y cambió el ángulo de penetración, cosa que hizo que ella gritara de nuevo. Se incorporó por encima de ella y la besó con fuerza. Cuando ella empezó a responder al beso, él pasó una mano por los pechos de ella hasta su centro y, sin bajar la intensidad con el vibrador, presionó con fuerza su clítoris hinchado y estimulado con las protuberancias del vibrador.

Míriam comenzó a jadear más y más fuerte, las palabras ya no salían de su boca. Sus paredes se cerraron en torno al vibrador e hizo que a Sam le parara la mano por completo.

Ella se quedó tumbada en la cama, sudorosa, recuperando el aliento. Pero antes de poder recuperarse por completo, Sam terminó de desnudarse, dejó caer de cualquier forma el vibrador al suelo y se colocó entre sus piernas, entrando de un solo golpe.

- ¡¡¡¡¡Sam!!!!!

Ella lo notó entrar. En parte porque estaba sensible con lo que acababa de hacerle y porque aún no había conseguido bajar del orgasmo más fuerte que había recibido con un trozo de plástico que emulaba una polla. Pero, además, Sam era algo más ancho que aquel vibrador. Así que sus paredes se tenían que acostumbrar a él.

Sam se quedó quieto dentro de ella, le gustaba cubrirla, notar como su interior recogía su miembro y lo envolvía en aquel calor al que él solo podía referirse como “casa”.

Cuando ella comenzó a mover las caderas, él empezó a embestirla. Cada vez más fuerte. Había tenido un día horrendo y le había dado mucha rabia que por culpa de una mujer, él y sus amigos, no, sus hermanos; casi acaban a ostias. Recordando aquella tarde, Sam comenzó a bombear en ella con rabia, gruñendo como una bestia. Míriam comenzó a gemir. Cuando Sam abrió los ojos, Míriam lo miraba con los ojos llenos de lágrimas. Sam bajó la intensidad, lo que hizo que Míriam se relajara. Luego se dirigió a las manos de ella y la desató del cabecero.

Cogió su cara entre sus manos y la besó con la boca abierta. Ella se abrazó a su espalda y le arañó.

- Fuerte, Sam… Házmelo como estabas haciendo…

- Estabas a punto de llorar… te estaba haciendo daño, mi amor… me he dejado llevar y….

Ella le tapó la boca con la suya y sonrió.

- Sólo me dolían las manos. Sigue… Sam…

A Sam no le hizo falta nada mas. Con un par de besos húmedos, retomó las embestidas. Ciertamente se sentía genial haciéndolo así. Ella recibía a sus caderas y gemía cada vez más fuerte.

Al cabo de unos minutos, ambos estaban sudando y sus cuerpos se pegaban mientras él aumentaba la fricción entre ellos.

- Sam… ya casi… Oh, Dios mío… Así… Así…. Oh… Oh…. Sigue!!!! Aaaaaahhhhh…

Sam la miró sorprendido. Sonrió y pasó de nuevo la mano entre los dos y le volvió a presionar el clítoris, pero no con tanta fuerza porque ahora sí que lo tenía sensible. Y con apenas una pequeña presión, ella se dejó llevar con un orgasmo que le cerró las paredes y la dejó con los ojos en blanco. Sam notó las paredes de ella aprisionar su miembro y sin darse cuenta se encontró combulsionando con un orgasmo enorme que lo dejó sin respiración.

Para no aprisionarla con su peso, se dejó caer a su lado y la atrajo hacia él. Ella sonrió y se acurrucó a su pecho. Le besó el cuello y le mordió la mandíbula, haciendo que él profiriera un gruñido, y luego se dejó caer encima de él y casi inmediatamente se quedó dormida entre sus brazos. Sam suspiró, le besó la frente y dejó que el sueño le venciera por fin.

Al día siguiente, hablaría con Dick. Al fin y al cabo, eran como hermanos, no podían estar picados eternamente.


GRACIAS POR LEER!!!! ^_^


jueves, 1 de noviembre de 2012

ALL HALLOWS EVE

Ha llegado el día!!!

Sé que deberíamos haber subido esto ayer, que fue Halloween, pero estando todas de fiesta quien iba a tener tiempo de leerla?

Aquí os dejo... All Hallows Eve

((No apta para cardíacas))


- Yo... ¡No sé cómo me has liado para ver esto! - dijo Abigail agarrándose con fuerza al robusto brazo del que sería su marido en unas semanas y escondiendo la cara en su hombro – Kyle, ¿cómo te pueden gustar estas películas?

- ¿Cómo no me van a gustar? Te pegas tanto a mí – le contestó Kyle sin despegar los ojos de la pantalla en la que un fantasma acaba de desnucar a un pobre chico sólo con mirarle – Y te dejaste liar porque no salimos con los chicos esta noche. Dijiste que me lo compensarías como fuera.

- Ya... pero no pensaba precisamente en esto – le dijo escondiéndose detrás del cojín.

- Está bien – resopló Kyle mientras apagaba al DVD y guardaba la película en su caja correspondiente – No quiero hacértelo pasar mal mi amor. Tengo que ir al baño, ¿te importaría recoger las palomitas? - y después de decir esto salió corriendo.

Abigail miró la puerta por la que había salido su novio con una sonrisa en los labios, podía ser tan crío a veces, después de 5 años saliendo juntos aún era capaz de sorprenderla, pero eso no quería decir que no pudiera ponerse serio cuando hacía falta, a Abi le habían pasado muchas cosas en esos años y Kyle había estado siempre a su lado apoyándola en lo que podía.

Sonrió otra vez pensando en lo feliz que la hacía sentir mientras cogía el bol con las palomitas e iba a la cocina a dejarlo, cuando se quiso dar cuenta ya había recogido la sala de estar y había fregado todos los platos pero Kyle aún no había aparecido y eso la preocupaba, no es que tuviera miedo de que le hubiera pasado algo, de lo que tenía miedo era de lo que podía estar maquinando, a él le encantaban esas fiestas y como ella le hacía quedarse en casa todos los años siempre preparaba algo para asustarla, aunque debía admitir que siempre desembocaba en una buena sesión de sexo así que nunca se había quejado de los sustos más de lo necesario.

Terminó de ordenar la cocina y salió al pasillo para ir hacia su habitación cuando de repente se fue la luz y ahogó un grito, a los pocos segundos una figura fornida la empotró de cara a la pared, una de las manos subió por debajo de su camiseta hasta cerrarse sobre uno de sus pechos mientras la otra se metía en el pantalón y la ropa interior de Abi y frotaba su sexo lentamente. Hubiera gritado pero reconocería aquel aroma intoxicante en cualquier sitio. De todas formas el “desconocido” no tardó en hablar.

- Te voy a castigar por dejarme sin Halloween otra vez – su voz era amenazante y profunda y podía sentir su erección contra su trasero a través de su pantalón y el de él – Hoy voy a mandar yo. Te voy a castigar por ser mala hasta que grites mi nombre. ¿Lo has entendido? - Abigail no le contestó para ver hasta donde podía llegar su prometido – Abi contéstame, no me obligues a meterte nada – la chica no contestó y él cogió una de las manos de ella en la suya de forma que tuvieran extendidos el dedo corazón y el índice y los demás cerrados en un puño, luego las bajó y empujó los dedos dentro de ella – Te lo repito por última vez... - le dijo mientras la ayudaba a masajearse - ¿Lo has entendido?

- Sí... - le contestó con la voz entrecortada.

- Así me gusta.

Se separó de ella y le dio la vuelta para que se quedara mirando hacia él y le miró a los ojos por primera vez desde que aquello había empezado, era el mismo amor con el que la miraba siempre pero había más lujuria en aquellos ojos color miel que la volvían loca y estaba deseando que se la demostrara. La cogió de la mano y la llevó casi a rastras hacia la habitación que estaba iluminada con un montón de velas, la dejó frente a la cama mientras que él se sentó sobre el raso negro de las sábanas, su erección más evidente ahora que estaba recostado sobre la cama – Desnúdate para mí.

Ella lo hizo sin rechistar, no quería probarlo otra vez, aún le temblaban las piernas de la primera vez.

Kyle se levantó y fue hacia ella, la luz de las velas reflejándose en su piel pálida le daba un color dorado, se apretó contra ella y cogió su culo con las dos manos, empezó a besarle con la boca abierta por el cuello y la mandíbula y la fue llevando hacia la cama.

- Las gatitas malas como tú se merecen unos azotes – en ese momento le dio uno  y Abigail se sorprendió gimiendo en el oído de su novio – Te gusta, ¿verdad? Creo que con veinticinco serán suficientes – la empujó sobre la cama y se sentó en arrastrándola hacia él para tumbarla boca abajo sobre sus  piernas exponiendo más su trasero – Vas a ir contándolas y si te saltas algún número volveremos a empezar, ¿vale?

Ella sólo asintió con la cabeza no confiaba en su voz. Sintió como paseaba su mano por su trasero y su espalda cuando de repente notó el primer azote.

- ...Uno... - otro - …Dos... - otro, esta vez con más fuerza - ...¡Tres!... - pasó los dedos por su sexo y los hundió profundamente.

- Umm... estás tan húmeda... te está gustando – le dijo con su voz profunda – Será mejor que sigamos.

Kyle siguió azotándola una y otra vez mientras ella gritaba los números, de vez en cuando se burlaba de ella introduciendo sus dedos en ella lentamente, para cuando Abi gritó veinte estaba deseando tenerle dentro.

- Aún no gatita – le dijo mientras bombeaba sus dedos dentro de ella – Sigue contando.

Abigail siguió gimiendo números como pudo mientras su prometido seguía azotándole con los dedos de su otra mano aún dentro de ella masajeándola con más fuerza de lo normal.

- Vein...ti...umm...cinco...

- Ésta es mi gatita... - le dijo acariciándole el culo con suavidad aliviando la sensación de quemazón por culpa de los azotes.

Abi reconocía que la había sorprendido con ese juego, había resultado más excitante de lo que habría imaginado, nunca habría pensado que estar a la merced de Kyle pudiera excitarla tanto. Le gustaba ver esa cara de su novio con ella.

La ayudó a levantarse y se la sentó a horcajadas encima de su erección que palpitaba bajo los pantalones de cuero que llevaba, le puso las manos a cada lado de su cara y la besó con hambre buscando su lengua, pasó las puntas de los dedos por todo su cuerpo con cuidado. Ella enredó los dedos en su pelo y consiguió separarlo de ella.

- Deja la delicadeza para otro momento... - le susurró al oído cogiéndole las manos y bajándolas para colocarlas sobre su culo. Él se lo apretó acercándola más a su miembro y la besó el cuello mientras Abi rozaba sus caderas contra las de él.

- La sientes ¿verdad? - le dijo Kyle despegando la boca de sus pechos hinchados de excitación lo suficiente para hablarle – La deseas ¿verdad? Quieres que te tire encima de la cama y te dé desde detrás hasta hacerte gritar mi nombre.

Ella por única respuesta le arañó la espalda cuando él se metió uno de sus pezones en la boca y empezó a degustarlo.

- ¿Y qué harás para que te recompense metiéndome hasta el fondo? - volvió a hundir la cabeza en los turgentes pechos de ella.

- Lo que sea...

- ¿Lo que sea? - le repitió él.

Asintió con la cabeza mientras se levantaba sin despegar los ojos de la cremallera de sus pantalones. Kyle se dio cuenta y abrió las piernas para que ella se acomodara entre ellas. Desabrochó el botón y bajó la cremallera y tan pronto como su miembro duro como el diamante estuvo a la vista lo engulló entero de forma hambrienta.

- Umm... eso es... - empezó a gemir él mientras hundía la mano entre la melena de Abi para guiarla y seguía el ritmo que llevaba su novia con las caderas – Eres una gatita muy buena... - pasó la otra mano por debajo del cuerpo de ella y masajeó uno de sus pechos con fuerza – Oh... Dios... para... ¡PARA! - la separó de él y se levantó tirándola con fuerza sobre la cama – Ponte de pie y inclínate hacia delante – ella hizo lo que le mandó y puso las manos sobre el colchón para soportar su peso. Sintió como acariciaba su cuerpo con una mano para meterla entre sus piernas y hundir 3 dedos dentro de ella. Arrugó la sábana con los puños cuando el primer orgasmo de la noche la sorprendió. Por suerte para ella Kyle pasó un brazo alrededor de sus caderas para sujetarla mientras temblaba – No me importa que te hayas corrido ya, aún falto yo y sabes que puedo aguantar todo lo que quiera. ¿Quieres que vaya fuerte o con suavidad?

- Rápido y con fuerza.

Sin mediar palabra se enfundó hasta el fondo en ella y sin dejar que se ajustara a su tamaño le cogió las caderas y empezó a empotrarse contra ella, cada empujón enviaba el cuerpo de ella hacia delante y la hacía soltar un grito ahogado, él sonrió y empezó a aumentar el ritmo y la fuerza de las embestidas, podía sentirla tensarse a su alrededor y de nuevo pasó su brazo por debajo de las caderas de ella para sujetarla otra vez y impedir que se moviera.

- Grita... vamos gatita... grita... mi... nombre... ¡YA! - ella sacudió la cabeza para decirle que no, quería saber hasta donde llegaba su paciencia – Haz lo que... te... digo... - levantó la mano y le pegó en el culo otra vez.

- ¡AH!... ¡AH!... - quería probar su paciencia pero no podía evitar gritar de éxtasis - ¡AH!... Kyle... ¡Kyle! - sentía como otro orgasmo se apoderaba de ella y esa familiar tensión se liberaba - ¡KYLE!

Cuando se relajó y consiguió recuperar la respiración notó como su novio salía de ella con calma mandando escalofríos por su columna vertebral, Kyle se sentó en la cama y Abi no pudo evitar ver que aún no se había relajado.

- ¿Más?

Él la tomó de las manos y la guió hacia la cama, ella se sentó a horcajadas sobre aquel hombre que la miraba con una dulce sonrisa en la cara y que la cogía de las caderas para hacer que sus cuerpos encajaran perfectamente otra vez, haciéndoles gemir suavemente. Abigail le miró a los ojos poniendo los brazos alrededor de su cuello y le sonrió.

- Más o menos... quiero terminar por algo especial...

- A mí me ha parecido algo especial cariño.

- Algo más especial – cerró los ojos y respiró hondo - ¿Estás bien?

- Perfectamente, cariño – le contestó confusa - ¿Te pasa algo?

- Ha llegado el momento... - abrió los ojos y Abigail se le quedó mirando con los ojos como platos, Kyle la miraba con los ojos de color rojo escarlata y los colmillos brillando a la luz de las velas – Es lo que querías, ¿verdad?

- Sí... entonces, ¿vas a transformarme? - llevaba años deseando que lo hiciera, para poder estar con él para siempre, de todas formas nadie la esperaba en ninguna parte ni la iban a echar de menos, llevaba dos años viviendo en las sombras con Kyle y nadie había preguntado por ella o habían denunciado su desaparición de modo que no le importaba dejar su vida a la luz del día.

- Sólo si tú quieres.

Abi asintió con la cabeza y se preparó para el mordisco, Kyle le había dicho que era excitante pero aún así tenía miedo de que le doliera. Sintió como los afilados colmillos del vampiro que le había robado el corazón le atravesaban la piel y empezaban a sacar la sangre de sus venas, al principio le dolió pero luego se pasó y no pudo evitar mover las caderas al mismo ritmo con el que su prometido bebía su sangre.

Kyle notaba como Abi movía sus caderas alrededor de él y como poco a poco sucumbía al mordisco y perdía fuerzas hasta quedarse inmóvil, ese fue el momento preciso, dejó de beber y se hizo un corte sobre la yugular y puso la boca de ella encima para que empezara a beber pero no reaccionaba.

- No no no no no no... por favor no... - se aseguró de que la mujer de su vida tenía la boca abierta sobre el corte y que éste estuviera bien abierto y saliera sangre suficiente – Abi por favor...

Puso la mano entre su pelo para que la boca de ella no perdiera el contacto con su cuello y la rodeó con los brazos rezando por que reaccionara. Pasaron cinco, diez, quince minutos pero la joven humana no se movía y Kyle casi no podía contener las lágrimas. Él quería pasar la eternidad con ella, por eso lo había hecho, no quería que muriera, mucho menos tener que cargar con su muerte.

- Por favor Abi... vuelve...

Se dio cuenta de que todavía estaba dentro de ella pero no podía salir, no podía moverse, no iba a rendirse, no iba a dejar que se fuera sin presentar batalla y si se movía para tumbarla sobre la cama a lo mejor perdía la oportunidad de que empezara a beber. Acercó uno de sus dedos a sus colmillos y clavó en él uno de ellos para empezar a sangrar, separó a la que esperaba fuera su mujer en unas semanas y le metió el dedo en la boca. A lo mejor eso funcionaba.

Miró detenidamente la figura inerte que descansaba en sus brazos mientras esperaba que reaccionara, si no lo hacía prepararía una hoguera para quemar su cuerpo y esperaría junto al fuego hasta que saliera el Sol, si no iba a pasar la eternidad con ella no hacía falta que la pasara de ningún modo. La sangre caía por sus mejillas mientras lloraba por lo que había perdido, era inútil, había pasado media hora y no reaccionaba, se había ido...

Iba a tumbarla sobre la cama cuando sintió como las manos de ella empezaban a cerrarse alrededor de sus brazos y empezaba a beber suavemente de su dedo, probó a ponerla en su cuello otra vez y soltó el aire que había almacenado en los pulmones hacía media hora cuando se dio cuenta de que empezaba a beber de ahí.

Poco a poco la preciosidad que tenía en brazos y que había vuelto a la “vida” fue recuperando fuerzas y al cabo de unos segundos sus colmillos atravesaron su piel para demostrar que el cambio había terminado. Al poco tiempo sintió como Abigail se cerraba a su alrededor otra vez, los nervios de darse cuenta de que su amor estaba bien le habían hecho olvidar que todavía estaba dentro, ella lo tiró hacia atrás en la cama después de saciar con él su sed de sangre y empezó a moverse mientras le miraba con unos intensos ojos violetas, después de varios suaves empujones dentro de ella ambos llegaron al orgasmo y pudieron relajarse.

Abigail apoyó la cabeza sobre el pecho de Kyle y tocó la punta de sus nuevos colmillos, levantó la cabeza y le sonrió cálidamente, él la cogió de la barbilla y le besó la punta de la nariz, luego volvió a poner la cabeza sobre su pecho y se dejó llevar por los dedos de él revolviendo entre su pelo, notó como su almohada estiraba el brazo y le daba al botón que bajaba las persianas al tiempo que veían las primeras luces del amanecer. Al poco tiempo ambos estaban dormidos.



Feliz Halloween

viernes, 26 de octubre de 2012

ZOMBIE NERD

Hola!!!! Segunda entrega de los especiales de Halloween!

Espero que os guste.

Deidre



Zombie Nerd


Pocos minutos después de que Sam se hubiera llevado a Míriam en brazos corriendo de la pequeña fiesta que habían montado, los cinco Sinners que quedaban decidieron marcharse, demasiado preocupados por la española como para quedarse a disfrutar de la fiesta.

Durante todo el camino de vuelta Abby fue golpeando el pie contra el suelo del coche de forma nerviosa, Dick podría haberlo sabido aunque no estuviera robándole miradas de reojo para ver como estaba, ya que llevaba todavía puestas las pulseras de cascabeles en los tobillos.

Separó una mano del cambio de marchas y la puso en la rodilla que no dejaba de subir y bajar por el nerviosismo de Abby por su amiga, miró a Dick con lágrimas en los ojos y él la miró sorprendido, le dio un pequeño apretón a su rodilla y volvió a mirar a la carretera – No te preocupes, ¿vale? Sam está con ella, la cuidará bien. Y si... - no le gustaba pensar en la posibilidad porque al fin y al cabo, él la había adoptado como si fuera la hermana pequeña que nunca había tenido, pero él también tenía miedo, no tanto como Abby, pero también tenía miedo de que le pasara algo grave – Y si empeora... Sam nos llamará y la llevará al hospital... - Abby le miró otra vez y le cayó una lágrima por la mejilla – Si no lo ha hecho ya, ya sabes que Sam tiende a exagerar.

Aquello hizo que Abby sonriera, pero realmente estaba de los nervios por lo que le había pasado a Míriam y lo peor era, que no sabía que le había pasado exactamente, estaba perfecta y de repente... Sam se la había llevado a casa en brazos a todo correr.

Se le transformó la cara a una mueca de pena y de nervios otra vez y apoyó la cabeza en el hombro de Dick, que gracias a Dios se había quitado parte del potingue de zombie que llevaban los chicos para disfrazarse, y ahogó un sollozo – Prométeme que estará bien... sé que no puedes hacer nada para evitarlo pero... prométeme que todo saldrá bien.

Dick apoyó la cabeza sobre la de ella – Sabes que si pudiera hacer algo por que no os pasara nada lo haría... Te prometo que todo acabará bien, Sam está con ella y confío en él para que la cuide como necesite...

Abby le sonrió sin ganas... ella también confiaba en Sam, confiaba plenamente en que iba a cuidar de Míriam perfectamente, pero se la había llevado en brazos semiinconsciente y podían oír como le costaba respirar. Sabía que Sam la cuidaría perfectamente pero aquello a lo mejor era demasiado para él también. Como había dicho Dick, Sam tendía a exagerar pero es que podía ser algo muy serio, no quería que Sam les llamara en medio de la noche y les dijera que Míriam había empeorado.

La chica suspiró otra vez y se quedó mirando la lluvia que había empezado a caer – Dick... Sam se la llevó medio inconsciente... Nunca la había visto así...

- Lo sé... no tengas miedo ¿vale? Sam hará lo que tenga que hacer, probablemente la lleve al hospital en cuanto le quite todo el maquillaje y la abrigue... no creo que el frío le vaya bien y ninguna ibais sobradas de ropa – sintió como Abby se encogía contra su cuerpo – No tengas miedo...

- Se molestó porque no iba a juego con los demás... - dijo Abby después de unos segundos eternos en silencio – Me dijo que os había fastidiado el tema... Pero quería ponerte... nervioso – añadió – Le tengo que pedir perdón...

Dick apoyó la cabeza sobre la de ella otra vez – Estoy seguro de que no le molestó tanto como te hizo creer... y tengo que decirte que estás preciosa, pero que el de animadora consiguió que Sam se pusiera... nervioso. Supongo... - miró a la carretera otra vez y se quedó en silencio, no hacía falta seguir ahondando en el tema.

- Supones ¿qué? - le preguntó Abby expectante. Era consciente de que a lo mejor no le gustaba lo que oía pero quería saberlo.

- Que... - titubeó el alemán – Que ya no importa ahora... Ahora lo importante es que esté bien...

Abby volvió a apoyar su cabeza en su hombro y cerró los ojos, mientras se le escapaban otras dos lágrimas, Dick resopló contenido y continuó conduciendo en silencio, sólo contestando a las preguntas que Abby hacía de vez en cuando o cuando necesitaba asegurarle que todo iba a salir bien. Míriam estaría bien... tenía que estarlo...

Cuando llegaron a su edificio y salieron del coche, Dick ayudó a Abby a salir del coche y la llevó cogida de la cintura hasta el piso, en cuanto cruzaron la puerta ella se metió en el despacho diciendo que tenía que decirle a Theo lo que había pasado con Míriam y él se metió en el cuarto de baño de la habitación para quitarse el maquillaje. Después de media hora larga salió del cuarto de baño y se metió en el despacho, Abby seguía escribiendo, sabía que no le gustaba que leyeran lo que hacía por encima de su hombro pero el mail era algo más largo de lo que debía.

- Me mandó un mail preguntándome que había pasado... por eso se lo explico... dice que os toméis el tiempo que queráis...

Dick le puso las manos sobre los hombros y le besó la cabeza cerrando los ojos, odiaba verla tan disgustada pero entendía que estuviera así, la incertidumbre por saber cómo estaba Míriam también lo mataba a él, pero no podía dejar que aquello tomara el control, él tenía que ser el fuerte en esos momentos, por ella y porque estaba seguro que si Sam llevaba a Míriam al hospital tarde o temprano los llamaría y era superior a sus fuerzas quedarse al margen después de ver la cara de miedo de Sam cuando se llevaba a Míriam en brazos, si Sam llamaba Dick iba a ir, le pesara a quien le pesase.

- Vamos, Diamond... vamos a la cama... Necesitas descansar...

Abby le miró con lágrimas en los ojos y se levantó de la silla y se dejó guiar por Dick hasta la habitación, cuando Dick se iba a separar de ella lo cogió con fuerza y enterró la cara en su pecho para aspirar su olor corporal profundamente, aquello siempre conseguía calmarla, después de unos segundos en los que Dick la estrechó entre sus brazos, Abby levantó la cabeza de su pecho y le miró con los ojos vidriosos – Te necesito... Sé... sé que no debería desearte como lo hago con Míriam así pero... te necesito, Dick. Necesito sentirte, saber que estás conmi...

Pero no le dejó terminar la frase, Dick bajó sus labios a los de ella y la besó con dulzura hasta que ella abrió la boca y no pudo controlarse, introdujo su lengua en la boca de ella y la besó más profundamente – No tienes que darme excusas... - le susurró cuando tuvo que separar sus labios de los de ella para coger aire – No te sientas mal por... querer distraerte de lo que está pasando... No es nada malo...

- Pero...

- Sin peros... no es nada malo querer distraerte y no nos engañemos – le dijo con media sonrisa de maníaco que a ella le encantaba – Follo de maravilla, te distraerá estupendamente – bajó la vista y sus miradas se cruzaron, Abby sonreía pero todavía tenía los ojos preocupados – No va a estar mejor ni peor porque lo hagamos. Sam está con ella.

Cuando Abby abrió la boca para decir otra cosa Dick volvió a besarla con hambre. Abby subió los brazos hasta rodearle el cuello y Dick se la subió a la cintura para llevarla a la cama y dejarla encima con cuidado, apoyó las manos a cada lado de la cabeza de Abby y la miró con media sonrisa – Soy todo tuyo...

De repente su teléfono empezó a vibrar en su bolsillo trasero, Abby arrastró la mano hasta el lugar del que venía la música y se lo dio a su marido que abrió el mensaje y sonrió – Mensaje de Sam... dice que Míriam ya está bien, no tuvo ni que llevarla al hospital ni nada... En cuanto le quitó toda esa porquería empezó a respirar mejor.

Abby sonrió aliviada por fin y se le cayeron un par de lágrimas que Dick secó con los labios – Te dije que todo saldría bien, Diamond...

Ella asintió – Lo sé... - rodeó el cuello de Dick con los brazos y lo acercó a ella para besarle en los labios dulcemente – Pero tenía miedo... Tenía miedo de que empeorara y fuera demasiado para Sam... ¿Me explico?

Dick le sonrió y bajó su cara para apoyar su frente contra la de Abby dejando que la punta de su nariz le rozara con suavidad la mejilla – Te explicas... O eso creo... Tenías miedo de que Sam acabara de los nervios, ¿verdad? - Abby asintió contra su cara y la acarició con cuidado, recreándose en los mimos que le estaba dando Dick – Sé que tienes miedo por Míriam pero con Sam está en las mejores manos en las que podría estar. La quiere y la protege... y sé que haría cualquier cosa por ella... cualquiera... - en realidad eso asustaba un poco a Dick, que Sam estuviera tan perdidamente enamorado de la española que pudiera hacer cualquier tontería si a Míriam le pasara algo.

Estaba pensando en esto cuando los movimientos de Abby empezaron a desconcentrarle, la chica puso las manos a cada lado de la cara de Dick y lo colocó sobre sus labios para besarlo al principio con suavidad pero luego no pudo contener las ganas que tenía de él y de quitarse de la cabeza todo el miedo que había pasado... lo necesitaba, y lo necesitaba ya – Desnúdate – le dijo entre besos – Pero despacito... - añadió con ojitos de cordero – que siempre vas con ansias y no me dejas disfrutar de lo que estás haciendo. Aprovecha que hoy no están los chicos para cortarte el streap-tease – rió.

Dick la miró con cara de loco y se levantó, fue a la minicadena y puso lo primero que encontró que pudiera servirle. Se desnudó al ritmo de la música lo más lento que pudo teniendo en cuenta que Abby se había ido quitando partes del disfraz poco a poco y ahora lo miraba con hambre tumbada en la cama y completamente desnuda. Dick se quitó los calzoncillos, que era lo único que le quedaba salvo las gafas, dejando ver que estaba más que preparado para lo que iba a pasar e iba a quitarse las gafas cuando Abby se incorporó y lo cogió de la mano para atraerlo hacia ella – Déjate las gafas...

Dick ahogó una risilla, se le había olvidado por completo que a Abby le gustaba más con gafas. Se tumbó sobre ella cubriéndola completamente con su cuerpo y la besó profundamente mientras se movía para que ella le dejara acomodarse entre sus piernas, Abby no tardó demasiado en rodear su cintura con las piernas y atraer su miembro a su entrada.

Dick no se pudo contener y entró en ella de un sólo empujón lento y delicioso haciendo que Abby gimiera y encorvara la espalda para que sus pechos rozaran el pecho de Dick que no dudó en hundir su cabeza entre ellos y empezar a morder y besar todo lo que tenía a su alcance provocando que Abby encorvara la espalda todo lo que pudiera, aumentando la fricción entre ellos.

Después de unos segundos eternos en los que Dick se limitó a atender los pechos de Abby mientras se quedaba quieto para que Abby se acostumbrara a su tamaño, ella hundió la mano entre su pelo y tiró de él para separarlo de su pecho y poder hablarle – Dick... muévete de una vez...

Él sonrió y empezó a moverse lentamente dentro de ella, disfrutando y haciéndola disfrutar de cada minuto de lo que pasaba, la última parte de la noche había sido dura para ella y sabía que en el fondo la preocupación por la pequeña del grupo, en edad eso sí, no se había ido del todo. Así que todo era poco para que Abby distrajera su mente. Y si eso significaba morderse los dedos por no ir tan rápido como su mente y otras partes de su cuerpo le estaban gritando que hiciera, entonces así sería. Además el también disfrutaba de sentir como se derretía entre sus manos poco a poco.

Abby acarició su espalda con las yemas de los dedos mientras jadeada y gemía su nombre una y otra vez – Te quiero...

Dick cerró los ojos con fuerza y se abalanzó más sobre ella, aumentando la velocidad un poco, no sabía porqué cada vez que le decía “te quiero” mientras follaban él perdía tanto los papeles pero no lo podía evitar, le encantaba oírla decir eso, incluso cuando no lo estaban haciendo sentía una corriente eléctrica cada vez que se lo decía, alguien como ella podía entenderle y quererle  por como era, con todas sus locuras y no juzgarle ni recriminarle nada – Yo... también te quiero...

Abby levantó la mano hasta su nuca y lo arrastró con fuerza hasta sus labios, cuando consiguió que bajara la guardia se impulsó para quedar ella encima de él, empotrándose en él hasta el fondo, lo cogió de las muñecas y le puso las manos detrás de la cabeza. Empezó a cabalgarlo con fuerza mientras acariciaba cada centímetro de su cuerpo que tenía a mano y seguía subiendo y bajando de forma frenética.

Dick sintió como las paredes de Abby empezaban a aprisionarle y sacó las manos de detrás de su cabeza para cogerla de las caderas y empotrarse contra ella todo lo que podía. Abby echó la cabeza hacia atrás gritando su nombre con fuerza, no necesitó más que dos embestidas después de eso para que las paredes de Abby terminaran de cerrarse a su alrededor y los dos llegaran al orgasmo más maravilloso después de meses.

Abby se dejó caer sobre el pecho de Dick sin dejarle salir de ella todavía mientras bajaba de su orgasmo y lo besó en el pecho, justo encima de su corazón – Gracias... Es justo lo que necesitaba...

Dick le sonrió y la cogió de ambos lados de la cara y la olbigó a subir por su pecho, haciendo que dejaran de estar uno dentro del otro, y la besó con dulzura antes de tumbarla otra vez sobre él y abrazarla con fuerza, dejando que la cara de Abby estuviera en la curva de su cuello. No pasaron ni dos segundos cuando notó como Abby se echaba a llorar otra vez y en ese momento, en vez de intentar consolarla y que dejara de llorar, la dejó desahogarse y que soltara todos los nervios que se había guardado – Eso es, Diamond, suéltalo todo...

Al cabo de un par de minutos Abby se calmó por fin y levantó la cara de donde la había escondido para mirar a Dick con los ojos rojos y la sonrisa más bonita que le había visto en toda su vida.

- ¿Mejor?

Ella asintió y no pudo contener la risa. Se abrazó a él otra vez con fuerza y apoyó la cabeza en su pecho, Dick se incorporó y los metió a los dos en la cama como pudo con una Abby medio dormida sobre él, cuando estuvo bajo el calor de las mantas y sobre el de Dick Abby se quedó dormida profundamente con una sonrisa en los labios.

Dick la atrajo más hacia él y le empezó a acariciar el pelo con cuidado, pensando en todo lo que había pasado esa noche y al final sonrió, todo había acabado bien con Sam y Míriam, y lo que era más importante, Abby se había tranquilizado por fin y se había quitado de la cabeza ese miedo por que a Míriam le pasara algo grave. Al final había sido una buena noche de Halloween. 

Suspiró hondo y cerró los ojos yéndose con su diamante a la tierra de los sueños.

lunes, 22 de octubre de 2012

THE ZOMBIE CHEERLEADER’S ILLNESS

HALLOWEEN ESTÁ CERCA, CHIC@S!!!!!

ASÍ QUE VAMOS A IR "ABRIENDO BOCA"... JEJEJEJEJE....

SIN ENROLLARME MÁS, AQUÍ OS DEJO UN PEQUEÑO APERITIVO, ¡¡¡QUE LO DISFRUTÉIS!!!

SE AGRADECEN COMENTARIOS!!!! SED BUENOS HASTA LA PROXIMA ENTRADA!!!




La pequeña fiesta era todo un éxito. Los chicos iban de aquí para allá, riendo, bailando y bebiendo.

De vez en cuando se oían las monedas del vestido de Abby, y cada vez, Dick ponía una mueca.

“Te juro, Sam, que como esto siga así toda la noche, ¡le arranco todas las putas monedas!”

Sam se echó a reír y se tapó la cara.

“Eres un bestia, Dick. Y no me hagas oír cómo le arrancarías las putas monedas, que no quiero oírlo. Madre mía, voy a por otra cop………………”

No pudo terminar, Míriam pasaba por delante de ellos, contoneándose haciendo que Sam perdiera el hilo de la conversación.

Dick se echó a reír con fuerza y le dio un pequeño puñetazo en el pecho, a lo que su amigo contestó con otro.

“¿Qué le arrancarás a Míriam esta noche?”

Sam lo miró entre divertido y enfadado, pero no pudo reprimir la carcajada.

La fiesta siguió, los chicos bebían y bailaban con sus chicas.

Míriam estaba abrazada a Sam, bailando una canción lenta, ella tenía la mejilla apoyada en su amplio pecho.

“Sam…”

“Mmmm…???”

“Kaspar no ha venido. Abby dice que Dick le ha contado que está en Berlín”

“Aha… Ha ido a ver a su novia. Llevan juntos unos meses. Por lo visto vino a uno de los conciertos por sorpresa. Eran compañeros en el insti… o la facultad… o… bueno, no sé… fueron juntos a algo… y por lo visto eran inseparables… ¡hasta que Kaspar nos conoció!”

Míriam lo miraba y no podía parar de reírse. Sam la abrazó con fuerza y la atrajo hacia él.

“¿Te he dicho que eres la zombie más sexy del baile? Si quieres chupar algo… ¡soy todo tuyo!”

Ella lo miró y se separó de él de golpe. Le dio un puñetazo en el pecho, que lo único que consiguió fue que él se echara a reír con fuerza y la volviera a atraer a su cuerpo de nuevo.

“¡¡¡Sam!!!”

“Venga ya. Tú estás obsesionada con “Candy Shop”, el rap ese de 50 Cent, no era a eso a lo que me refería… pero si te hace ilu…”

Míriam le volvió a dar un puñetazo en el pecho y se acopló a Sam suspirando.

Un par de horas más tarde, Míriam estaba sentada en una silla con mala cara. Sam había ido un momento al baño y cuando regresó la buscó con la mirada; nada más la vio se acercó a ella.

“Nena, ¿estás bien? ¿qué te pasa?”

Ella lo miró jadeando. Se había desabrochado dos botones de la camisa que dejaban ver la puntilla de su sujetador pero Sam no estaba pendiente de su escote, estaba arrodillado frente a ella y la miraba con terror.

“Míriam, nena, dime qué pasa.”

Míriam lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

“Sam… no… no puedo respirar… el maquillaje… creo… creo que es alergia…”

Ella respiraba con dificultad. Sam se levantó y la levantó con él. Míriam jadeaba con fuerza y se aferró con fuerza a sus brazos. Cuando Sam iba a girarse para decir que se iban, ella perdió la fuerza de sus piernas y él tuvo el tiempo justo de cogerla en sus brazos como si no pesara nada.

Con la cara desencajada salió de allí y únicamente pudo decirle a Dick lo que pasaba. Dick la miró con los ojos tristes y apretó el hombro de Sam.

“Llama con lo que sea, tío.”

Abby los miró, abrazada a Dick.

“Desmaquíllala, creo que es del maquillaje. Pero si no se le pasa…”

Sus ojos se llenaron de lágrimas.

Sam se inclinó y le besó la mejilla a Abby. Sin apartar la cara de la de ella, susurró, “la cuidaré. No te preocupes.”

Sam salió de la fiesta y se dirigió al coche. Condujo como un loco hasta que llegaron a su casa y entró con ella en brazos. Se le había pasado un poco, así que no dudó en desnudarse y desnudarla a ella y meterse en la bañera de su baño. Con una esponja suave, y prácticamente todo el bote de gel, la lavó con cuidado, quitando cada resquicio de la pintura de zombie que llevaba en la cara, brazos y piernas. Cuando ninguno tenía ni una marca del maquillaje, la sacó de la ducha, la secó y la tumbó en la cama, desnuda.

Preparó un vaso de chocolate caliente y se lo llevó a la cama. Ella bebió despacio y cuando acabó, sonrió ampliamente y se recostó, dejando que Sam, que también estaba desnudo, se recostara a su lado.

“¿Mejor, princesa?”

Ella asintió y suspiró contenta.

“He puesto la calefacción, si tienes frío, te ayudo a ponerte algo…”

“No… quiero sentirte… así…”

Sam la abrazó y comprobó con felicidad que ella volvía a respirar normalmente. La abrazó con fuerza y sonrió más ampliamente cuando ella suspiró y poco después su mano se deslizaba por su constado, indicando que había caído rendida.

Sam suspiró aliviado y le mandó un sms a Dick, indicándole que todo estaba bien. Dick contestó enseguida, aliviado por la noticia y dándole las gracias de parte de una “más que histérica Abby”.

Sam se volvió a recostar en la cama y justo iba a apagar la luz de la lamparita de noche, la mano de ella se deslizó a su miembro y lo acarició.

Él suspiró y cogiendo su mano, la volvió a colocar encima de su pecho, pero ella entrelazó una pierna alrededor de su pierna y volvió a bajar la mano.

Sam gruñó y cuando fue a volver a quitar la mano ella se asió a su miembro que empezaba a endurecerse. Sam ahogó un grito y se giró para encontrarse con los ojos de una más que despierta Míriam.

“Hola, hombretón…”

Sam la miró sonriendo y se recolocó para que ella tuviera mejor acceso a él.

“¿Cómo estás, princesa?”

“Creo que yo estoy genial… y tú también…”

Ella rió de forma grave y siguió moviendo su muñeca arriba y abajo.

Sam se quedó tumbado boca arriba y la miró de reojo mientras se mojaba los labios. Ella no pudo aguantarse, y se abalanzó a sus labios para besarlo con hambre. Sam quedó tumbado mirando como ella seguía dándole placer con su mano e introducía la lengua dentro de su boca. 

Sam comenzó a tocarla y a besarla hasta que en un momento dado, ella se separó de él y se quedó frente a él de rodillas en la cama. Cuando él llevó las manos a sus pechos, ella le acarició el pecho y paseó las palmas de las manos por sus abdominales.

Sam soltó una risilla pues le estaba haciendo cosquillas. Un instante después, Sam se había incorporado y se había sentado entre los almohadones, con la espalda pegada en el cabecero de la cama. La miró con cara pícara y abrió los brazos en cruz, cogiéndose del hierro forjado del cabecero. Ella lo miró estupefacta y se humedeció los labios.

Sam le hizo una señal para que se acercara, que le quedó muy sexy con la postura que había adquirido.

Ella gateó hasta llegar a su altura y se sentó encima de sus piernas a horcajadas.

Sam la cogió del culo con ambas manos y la colocó encima de su miembro erecto y paseando las manos por su pecho, volvió a cogerse del cabecero.

Ella se abalanzó a sus labios y lo besó con hambre. Deslizó su mano hasta la base de su miembro y lo dirigió a su entrada. Sin darles tiempo ni siquiera a respirar, ella se empaló en él con fuerza y ambos gritaron al unísono.

Míriam comenzó a cabalgarlo. Hacía tiempo que él no la dejaba tomar aquella postura, y le encantaba. Estaba cogida a su cuello, pero luego pasó las manos a sus bíceps y se aferró a ellos con fuerza para impulsarse y volver a empalarse todo lo fuerte que podía. Sam tenía la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados y no paraba de gemir y aullar palabras in-inteligibles. 

Míriam aumentó el ritmo todo lo que pudo. Quería llegar al orgasmo sin que él le metiera mano. Normalmente, cuando él ya no aguantaba más, le solía pellizcar el clítoris y ambos llegaban al orgasmo con fuerza.

Míriam notó a Sam moverse y justo cuando él ponía la mano en su cadera, ella entrelazó sus dedos con los de él y le empotró la mano contra la pared. Cuando su otra mano hizo lo mismo, ella también entrelazó los dedos con los de él y unió ambas manos contra la pared.

“No… yo sola…”

Sam gruñó y la dejó seguir. Pero sus caderas la embestían a la vez que ella bajaba y un par de minutos más, y ella estaba empezando a gritar su nombre con fuerza. Le soltó las manos y se asió a su cuello, momento que Sam aprovechó para apoyar una mano en el colchón para tener mejor equilibrio y con la otra rodear la cintura de Míriam, para poder embestirla mejor. Aquello hizo que cambiara el ángulo de penetración y las paredes de Míriam se cerraran en torno a su miembro.

Míriam echó la cabeza atrás y gritó su nombre sin poder dejar de convulsionar entre las manos de Sam. Sam gritó el nombre de Míriam como una plegaria y se quedó rígido dentro de ella, llenándola por completo.

Cuando recuperaron el aliento unos minutos después, Míriam se recostó en el pecho de Sam.

“Feliz Halloween, mi amor”

“Feliz Halloween, mi sexy-zombie”

Ella se echó a reír y le besó entre los pectorales.

“Gracias por cuidar de mi. ¡Que susto debiste llevarte!”

“Dick y Abby también se asustaron. Fue Abby la que me dijo lo de quitarte el maquillaje. Ni se me habría ocurrido que era por eso. La última vez que nos repintamos la piel. Al año que viene, de ángeles… y todo lo más embadurnados en polvos de talco”

Míriam se echó a reír con fuerza.

“Creo que no conviene dejar los polvos de talco cerca de cierto amiguito tuyo… o cierta amiga mía lo cuelga de una lámpara”

“Dick se cuidará mucho de hacer bromitas pesadas, o seré yo quien lo cuelgue”

Ambos se echaron a reír con fuerza. Se quedaron abrazados, en silencio, disfrutando del tacto del otro, hasta que el sueño les venció.

Al día siguiente, quedaron para desayunar con Dick y Abby. No había ni rastro del mal rato que Míriam había pasado. Había dormido genial, abrazada a su héroe particular, y se había levantado como nueva.





jueves, 20 de septiembre de 2012

Mi pequeña presentación by Violet

Hola, soy Violet Phantom. Pero me podéis llamar Violet o Vi.

Bueno, al igual que Deidre, yo también quiero compartir con tod@s vosotr@s mis pequeñas (y algún día espero que grandes) aportaciones a este blog.

Al igual que mi compañera de fechorías, mis relatos son bastante explícitos. Veréis, he leído varios relatos y he de decir que prefiero que a las cosas se les llame por sus nombres. No sé, llamar "espada de amor" a una "polla"; pues qué queréis que os diga, lo de la espada no me inspira NADA.

De hecho, bueno, me decanto más por decir que los relatos son más tirando al porno que a lo erótico, o como Deidre me dijo una vez "lo nuestro es más porno que erótico, porque se supone que lo erótico es sutil... bueno estamos entre medias de lo erótico y lo porno jajaja". En fin, que habrá de todo.

Preparaos para pasar algunos momentos más calientes que otros. Espero que disfrutéis leyendo, lo mismo que Deidre y yo disfrutamos maquinando y escribiendo estos pequeños relatos.

Se admiten sugerencias... posturas, situaciones... siempre es divertido indagar en nuevas situaciones.

Así que, mientras vamos posteando nuevas historias... No dejéis de venir al lado oscuro... tenemos galletitas y alcohol!!!

Violet

jueves, 13 de septiembre de 2012

Fast and furious I Una ducha reparadora


Dick entró en el camerino después de un concierto agotador pero aún así muy gratificante, lo había pasado de maravilla con los chicos y lo que era más importante, el público lo había pasado de maravilla con ellos y habían hecho todo lo que les habían pedido que hicieran. Había sido sencillamente fantástico.

Entró en el camerino y se encontró con todas las luces apagadas, no se oía un ruido, se suponía que los chicos tenían que estar allí, compartían vestuario. No se podía decir que fuera un hombre asustadizo pero aquello le estaba poniendo nervioso, ¿y sus amigos? Entonces un ruido captó su atención a la derecha y vio como se encendía la luz del baño detrás de la puerta cerrada.

- En... ¿Enzo? - se acercó poco a poco a la puerta y el sonido del agua de la ducha al caer, puso la mano en el pomo y abrió lentamente deseando ver que el que se estaba duchando era Enzo... o cualquiera de los chicos... aunque la vista no fuera a ser para nada agradable. Pero su sonrisa se ensanchó cuando vio la figura debajo del chorro de agua. La chica se giró hacia él todavía enjabonándose y le sonrió de forma pícara – Abby...

- Hola Dick – le contestó ella sin dejar de enjabonarse el torso de forma sensual.

Él se humedeció los labios y sintió como empezaba a crecer la tensión en sus pantalones, la miró de arriba a abajo y deseó con todas sus fuerzas convertirse en la esponja que estaba rozando sus pechos de aquella manera - ¿Qué... qué haces aquí? - le preguntó sin soltar la mano del pomo de la puerta sabiendo que si lo hacía no podría detenerse hasta entrar dentro de la ducha y hacerle el amor allí mismo.

Ella se encogió de hombros sonriendo de forma inocente mientras bajaba la esponja llena de jabón por su abdomen y se enjabonaba de cadera a cadera – Ducharme... yo también puedo hacerlo aunque el que cantes seas tú...

Dick despegó con todo el esfuerzo del mundo los ojos de la esponja y de la estela de jabón que estaba dejando a su paso mientras la tensión en sus pantalones era más y más grande a cada segundo de conversación que pasaba, y Abby no estaba ayudando tardando tantísimo en contestar. Entre él y Abby había una relación extraña, ella era la asistente personal de los chicos, era básicamente la que les decía todas sus entrevistas e incluso la que les escogía la ropa para que todo fuera perfecto, estaban muy contentos con su trabajo. Pero ahí no acababa todo para Dick, Abby había sido su objeto de deseo desde que la había conocido, ella le había hecho olvidar a Elina y desde que había empezado a trabajar junto a ella había deseado hacerla suya... para siempre.

Lo que él no sabía, y por otro lado Enzo sí; y por eso la situación era la que era, era que Abby sentía lo mismo por él desde el mismo momento que él. Y a diferencia de muchas otras mujeres que quizás hubieran esperado a que el hombre diera el primer paso, Abby no iba a esperar a que Dick se decidiera. En cuanto Enzo le dijo que Dick sentía eso por ella, había decidido coger el toro por los cuernos y demostrarle al alemán quién era ella.

En la cara de Abby se dibujó una media sonrisa traviesa y pícara mientras se daba la vuelta y le tendía la esponja a Dick por encima de su hombro - ¿Me frotas la espalda, por favor?

Los ojos y la boca de Dick se abrieron de par en par, más aún cuando Abby se dio cuenta de que no iba hacia ella y le miró por encima del hombro - ¿Sabes? - le dijo ella aún con ese tono inocente con el que había llevado toda la conversación – Será mejor que te quites la ropa... a lo mejor te mojas...

Dick soltó la mano de la puerta en ese mismo momento y se abalanzó hacia la ducha desnudándose a cada paso y tirando la ropa de cualquier manera en cualquier sitio, cuando llegó a la ducha y cogió a Abby por la cintura estaba completamente desnudo y clavó su miembro duro contra la parte baja de la espalda de Abby, haciéndola ahogar un gemido, empezó a recorrer cada centímetro del cuerpo de ella extendiendo el jabón, la cogió del pelo con cuidado y echó su cabeza a un lado para morderle con delicadeza el cuello pero aún así no podía reprimir lo que ella le había provocado.

Bajó la mano con la que no le tenía agarrado el pelo hasta su centro e introdujo dos dedos dentro ella mientras se restregaba contra su trasero para conseguir excitarla lo suficiente como para no hacerle daño.

Le agarró el pelo con más firmeza y la obligó a inclinarse, sabía que no era la forma adecuada de hacerlo pero no podía detenerse a sí mismo y Abby tampoco parecía resistirse a aquello tal y como estaba empezando a gritar su nombre y suplicarle que le diera más.

Dick soltó la mano de entre su pelo y puso el brazo alrededor de la cintura de Abby para sujetarla mientras ella apoyaba ambas manos en la pared que tenía enfrente y se preparaba para lo que vendría después.

Y vaya si vino.

Dick se enfundó dentro del trasero de ella con decisión haciéndola gritar de placer, su respiración se entrecortó y podía sentir el aliento caliente y acelerado de Dick en su nuca a la vez que entraba y salía de ella de forma salvaje tanto con su miembro como con sus dedos. Podía oírle jadear su nombre una y otra vez, ella sin embargo no era capaz más que de gritar mientras se sentía completamente desbordada por él, en algún momento llegó a golpear la pared con uno de sus puños pero cuando Dick hizo ademán de parar, le agarró del cuello, arañándole y lo atrajo a ella para que la besara en el cuello y no se despegara nunca más.

Él podía sentir como ella estaba cerca y él no estaba muy lejos de llegar tampoco pero no podía terminar de esa forma, le gustaba verles la caras a sus amantes y Abby no iba a ser una excepción. Salió de ella y cuando la oyó quejarse le dio la vuelta y la besó con fuerza subiéndola a sus caderas y enfundándose dentro de ella otra vez sin mediar palabra. Ella pegó la espalda a la pared clavando las uñas en los hombros de Dick sintiendo como seguía entrando y saliendo de ella de forma salvaje, le rodeó con las manos la nuca y lo acercó a sus pechos, que él lamió, mordió y chupó con cuidado sin perder el ritmo ni un sólo segundo.

Ella empezó a gritar cada vez más fuerte al tiempo que las embestidas de Dick se volvían más fuertes y erráticas, estaban muy cerca, podía sentirlo temblar entre sus manos. Con un par de ataques más de él, sus paredes se cerraron a su alrededor y fue lo que le frenó en seco y les hizo llegar al orgasmo más grande que habían tenido en años.

Abby se quedó con la espalda pegada a la pared, resoplando con fuerza mientras Dick seguía dentro de ella besando de su pecho a su cuello con cuidado. Ella sonrió y le acarició el pelo hasta que él levantó la cabeza para mirarla – Eres toda mía, no te voy a compartir con nadie... A partir de ahora eres mía – la bajó al suelo y le levantó la barbilla con los dedos antes de besarla – Sólo mía...

Ella simplemente le sonrió y se abrazó a su cintura poniendo la cabeza en su pecho y dejando que el agua les relajara los músculos.

Cuando por fin salieron de la ducha, Dick envolvió a Abby con una toalla, la cogió en brazos y la llevó al sofá, se sentó y la puso sobre sus rodillas. Le acarició la cara con cuidado y la besó con delicadeza en los labios – Lo siento – Abby lo miró sorprendida – Por haberlo hecho así, no debería haber sido así... Lo siento... Me hubiera gustado que nuestra primera vez fuese especial y romántica y... no sé... llevaba tanto tiempo deseando que pasara...

Abby le miró sonrojándose y le sonrió – No te preocupes... reconozco que no me gusta demasiado que me metan cosas por donde no se supone que tienen que entrar – Dick la miró espantado pero ella levantó la mano y empezó a acariciarle la cara con cuidado antes de besarle – Pero ha estado bien... Cambia esa cara.

Ella soltó una risilla y Dick respiró aliviado, aunque no pudo quitarse de la cabeza que aquello no le gustaba, y que tenía que compensárselo. Cuando levantó la mirada se dio cuenta de que Abby le miraba confusa - ¿Qué? - le preguntó con una sonrisa.

- ¿Es... es cierto? ¿Quieres estar conmigo para siempre?

Dick afirmó con la cabeza y la besó en el cuello – No hay nada que más desee en este mundo... Podríamos, no sé, intentarlo. ¿Qué me dices?

Ella, simplemente, lo volvió a besar con fuerza.

Aviso para cardíacas

Sí, borramos la primera historia que publicamos, pero ha sido por una buena razón y es que Violet, mi socia en esta aventura, ha puntualizado muy amablemente que a lo mejor era demasiado fuerte para empezar pero no os preocupéis porque algún día Enzo y Violeta volverán, pero más adelante, cuando subamos el tono de las historias en general.

Y tampoco debéis apuraros porque estamos terminando de editar la que será la nueva primera historia de "Las Horas Brujas"

Hasta dentro de nada.

Deidre

domingo, 9 de septiembre de 2012

Bienvenid@s


Me llamo Deidre (o mi pseudónimo es Deidre del Dragón, más bien) y empiezo este blog porque quiero aportar mi granito de arena al género de la novela erótica. Aunque por el momento sólo tenga relatos cortos.

Aquí os podéis encontrar de todo, aunque os digo desde ahora mismo que no habrá incesto o violaciones en este blog, eso está muy fuera del terreno de las fantasías, no sé como alguien puede encontrar nada erótico en ello. Así que, os encontraréis de todo y podéis hacer peticiones, pero no me voy a hacer escribir algo que a mí no me guste, llamadme lo que queráis, pero no voy a venderme por mucho que mi sueño sea ver esto publicado en un libro algún día.

Otra cosa de la que podeís podéis estar segur@s es de que no os encontraréis ningún eufemismo, las cosas son como son y nunca me ha dejado gustado dejar demasiadas cosas a la imaginación, no esperéis eufemismos pastelosos entre estas líneas, no tengo nada en contra de la gente que lo hace, pero no hay razón para no llamar a las cosas por su nombre, sé que hay una línea fina entre explícito y asqueroso, pero intento no cruzarla, si lo consigo o no, lo diréis vosotros.

Y creo que por hoy, es todo lo que os tengo que contar, no habrá muchos "blogs" en el que os cuento mis cosas, o lo que pienso de lo que sea que esté pensando, y que tenga algo que ver con el tema que trato, porque no estoy pensando en sexo todo el rato, para eso tengo "El Diario de Deidre", en este habrá relatos principalmente.

Espero que disfrutéis de la lectura.

Deidre

P.D.: Violet os dice hola con la manita